domingo, 11 de marzo de 2012

Usted, la roja sangre de mi cuerpo

Es hermosa esta locura de vidrios en el suelo que me das
y yo siempre tan descalzo. Es precioso el regalo nocturno
de este perfumado infierno de ir tan embriagado de oraciones
que se extravían en cualquier amor y que nada saben de juramentos.

No cambio al paraíso de tu fuego
ni a los alfileres que hasta el hueso he puesto
para permanecer como una especie de inofensivo insecto
en la vitrina de un fantasma aficionado a la entomología en otros planetas.

Te he dicho poesía que cuando más me hiere la vida, más aprecio
las balas que extraigo de mi cuerpo para convertirlas en palabras.
Te he dicho poesía que es a ti a quien más extraño, cuando me descubro
en el reflejo de los charcos tan ahogado, tan de sinrazones lleno, o cuando me reconozco
tan repleto de silencios, que sé que te debo algo y que no merezco... que no te merezco.

3 comentarios:

Brenda dijo...

Y realmente te agrada ese sentimiento de vidrios rotos al amarla? Ojala pudieras sentir este amor pero con corazones en el alba, flotando lento, rozando el viento

Brenda dijo...

Y en verdad te gusta el dolor de los vidrios al amarla? No preferirías sentir ese amor con nubes en el alba? Rozando el viento sin sentir tu alma?

Reptante dijo...

Es una cosa distinta amiga. Cuando se ama a la poesía y cuando se sabe que es la musa más fiel y la que más referentes de vivir le otorga a uno, uno aprende que también sufriendo se aprende y se genera el arte. Es una metáfora y también metaforizar es esconder o hablar de otras palabras que sólo quien lo escribe sabe porqué lo hace. También es terapia. En suma, practicar la poesía es como para extraterrestres que nomás unos cuantos entendemos. Gracias por tu visita Bren, eres la mar de amable.