Incierto como un ruido extraño.
Incierta la sensación que recorre el panorama.
De mi piel a tu piel y de mi boca a tu boca la palabra.
Cimbras los cimientos del bosque.
De la raíz a la copa de los árboles,
el viento peina con su melodía ciega
el espacio aéreo en que si cierro los ojos comienzo a verte.
Inicia de nueva cuenta, por tercera noche, la intermitente pérdida.
Desapareces otra vez y estoy ahí,
tendiendo mi mano al otro extremo en que si abres los ojos,
te llamo sin mediar oraciones.
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