lunes, 3 de mayo de 2010

Norteado




Es increíble mirar cómo el viejo sueño americano a pesar de los años, a pesar de la saturación demográfica al otro lado de la frontera, se sigue viendo como la gran panacea, gracias a que como país, no hemos podido dar el ancho para solventar los problemas agrarios que gracias a las mafias y los desleales tratados de comercio, tienen a las zonas rurales mexicanas en la maldita miseria. Las cifras nos siguen poniendo a la cabeza y por mucho, del porcentaje de inmigración latina que ocupa puestos de trabajo carentes de seguridad social y prestaciones en los Estados Unidos,
a tal grado de ser la nuestra, la población latina que ocupa poco más de dos terceras partes de la población ilegal total en ese país.
La película Norteado, muestra otra de esas realidades relacionadas al flujo de migración humana, el estancamiento de muchos aquellos que en pos de buscar un mejor nivel de vida para los suyos, quedan atrapados en el cuello de botella que forma, en este caso, la ciudad fronteriza de Tijuana. Y así, entre constantes intentos fallidos de un migrante proveniente de un lugar perdido en la sierra de Oaxaca, sin dinero, una foto de la familia y una gran deuda adquirida por el pago al pollero que lo abandonó en el desierto, el personaje de esta película logra su acomodo en un trabajo de ocasión mientras logra cruzar la frontera, y es ahí, en su condición de esclavo con posiblidad de habla, que logra conocer otras vidas similares a las de él, en donde el sueño y el abandono han dejado su raíz, para formar un jardín de traspatio, en donde los fantasmas hablan sobre lo perdido en el camino.
Si bien el tema no es de lo más nuevo, y si bien el lenguaje cinematográfico un tanto lento de la película, podría llegar a ser uno de sus enemigos, es en su naturalismo y en la búsqueda de realismo, que esta película tira sus golpes más certeros, para traernos una pequeña rebanada de realidad, desde esas latitudes del país, tan lejanas de la mano de Dios.

8 comentarios:

Megara900 dijo...

Quizás las cosas malas ocurren cuando Dios duerme...

si duerme... y si existe.

Me agrada que retomes películas con temáticas del país, si pusieran tu reseña en el periódico te aseguro que el cine de México se vería altamente favorecido. Es más que te pongan en la sección de espectáculos, porque las opiniones que dan en la tele de las películas nada más dicen según cuánto les paguen.

Es terriblemente cierto cuando dices que el país no ha dado el ancho, los ricos viven ricos y parece no importarles que hay gente que necesita VIVIR. Son horribles las medidas que ha tomado el estado de Arizona en contra de los mexicanos y el país aún no puede ofrecer nada más que un discurso diplomático. Yo también soñé alguna vez en irme

cómo no si un cocinero de allá vive mejor que uno que se mata cinco años en la universidad, para terminar trabajando como esclavo también

la diferencia en ser esclavo de EUA y esclavo de México es tal vez que allá te pagan más, y claro la modestia y ventaja de que acá estás en tu país.

Me ha gustado mucho tu crítica Davit, vos haces bueno lo malo, e imposible lo mejor, un abrazo.

Carolina dijo...

Pos, en algún momento (quiero creer, o tal vez todos queramos pensarlo) la humanidad comenzará a enmendar sus errores... Tienes razón, no es un tema nada nuevo y lamentablemente, todos los días la cantidad de inmigrantes ilegales crece y junto con ella se vienen cambios abruptos y que atentan contra los derechos civiles, como es el caso de la nueva ley de Arizona.

Mmm, me recuerda un poco a una peli mexicana que vi hace un tiempo "Partes Usadas", pero me imagino que acerca de este tema, varios trabajos se han hecho. Esta peli que te comento, en particular me gustó, porque no sólo toca ese punto "desesperante" de huir para conseguir un mejor futuro, sino a qué precio consigues esa oportunidad. Son muchos los factores que intervienen al momento de tomar esta clase de decisiones. Me agrada esta nueva faceta ;)

Reptante dijo...

Bueno, tampoco hay que menospreciar el trabajo de la gente que al otro lado de la frontera medio que vive para poder mandar dinero a sus familiares acá; el trabajo en ambos lados de la frontera es igual de arduo. La política aplicada por el estado de Arizona es racista a más no poder, pero están en su derecho, y según lo que he leído mucha gente de ese lado de la frontera ya no quiere más gente latina en su país. Es su país, que se lo coman a puños. La culpa es tanto del indio como del que lo hace compadre.

Y bueno, cuando se trata de mi país y del cine, ya sabes que me gusta hablar. Un beso amiga, muchas gracias por tu visita.

Reptante dijo...

Caro, mil gracias por regresar a mi blog, y bueno, no vi esa película cuando pude verla acá en el cine, y sí, la gente hace demasiadas cosas, a veces hasta ilícitas para alcanzar el sueño americano que se desvanece como niebla apenas se despierta a la realidad. Muchas gracias por venir a ver esta nueva faceta de mi blog, te mando un abrazotototote.

Anónimo dijo...

Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste? (Mt 14:31) ¡heme aquí!
Dado que por estos días (ya demasiado extendidos, por cierto) me he alejado de las salas de cine, - sin que ello se achaque a mi sedentarismo, puesto que ni al proyector casero heme acercado – me resulta un tanto dificultoso hablar en los mismos términos que usted.
Por ello, me place posicionarme en esta peli de “Norteado”. Y no por mero arbitrio, sino por aquello de la “Ley Arizona”, muy en boga en estos días, aderezada por esas manifestaciones ramplonas y apologistas de nuestro Tercer Mundo. Y que mal que toda esta alharaca se reduzca, compasivamente, a “racismo”.
Esto me recuerda algunas palabras de Jung dirigidas a su maestro Freud:
“…Con esta propensión a husmear por doquier el antisemitismo los judíos terminan suscitando el antisemitismo.” “Es demasiado fácil querer disimular la propia inferioridad tras un prejuicio político (...)”
Hace mucho, se presume, hanse superado estas vicisitudes tan poco prácticas; quizá existan sedimentos, pero son los menos. De lo que ahora se padece es de molestias estomacales, entendida la economía en su justo nivel orgánico, relegada al sistema digestivo, de la comodidad material, pues. Más que compadre, al indio se le hizo socio. Pero a la manera en que se hace socio al limpia pisos de Wal-mart en la jerga administrativa, no como accionista administrador de la riqueza.
Esta muy mal eso de andar pidiendo cobijo bajo faldas gringas. ¿O no considera usted una bajeza andar pidiendo “chiche” más allá de nuestra mancillada frontera? Aunque si de eso se trata, y en virtud de los nacionalismos superados y los igualitarismo boyantes, con unos buenos pesos –y sin demostrar lastimosamente nuestra incapacidad- bien podríamos hacernos de un gabinete con gente honrada de Suecia o Dinamarca. Aunque esto sin duda horadaría en los más supersticiosos, aquellos que hablan de soberanía y demás conceptos extintos.
Esto dicho desde la abstracción que llaman “mexicanos”. Ya desde la particularidad de quien vive en carne propia estas contrariedades, más que carencia material, la congoja se convierte en indigencia espiritual, pues nuestro emigrante se ha convertido en pura necesidad.
Y esto me recuerda otras palabras, esta vez de Kierkegaard, que bien podrían adecuarse a la tan ambicionada circunstancia estadounidense:
“Su sabiduría, en efecto, se vanagloria de disponer de lo posible y haber encerrado su inmensa elasticidad en la trampa o en la estupidez de lo probable; cree haberla captado y nuestro filisteo la pasea en la jaula de lo probable y la muestra a la ronda y se cree su dueño, sin pensar que él mismo se ha cautivado de ese modo, se ha hecho esclavo de la estupidez y el último de los parias. Y en tanto que aquel que se descarría en lo posible lleva la audacia de la desesperación, y que quien no cree más que en la necesidad, desesperado se crispa y se magulla en lo real, el filisteo, en su estupidez, triunfa.”
Pues por mucho que se les tome por racistas blancos, la gente decente en Europa, siempre habrá de considerarlos “White trash”, aunque también se hayan apoderado de sus deseos.
A todo esto, usted me ha comprometido a crear una cuenta, ya lo esperaré frente a mis disparates.
Como siempre, un gusto leerle.

Hugo Rojo dijo...

Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste? (Mt 14:31) ¡heme aquí!
Dado que por estos días (ya demasiado extendidos, por cierto) me he alejado de las salas de cine, - sin que ello se achaque a mi sedentarismo, puesto que ni al proyector casero heme acercado – me resulta un tanto dificultoso hablar en los mismos términos que usted.
Por ello, me place posicionarme en esta peli de “Norteado”. Y no por mero arbitrio, sino por aquello de la “Ley Arizona”, muy en boga en estos días, aderezada por esas manifestaciones ramplonas y apologistas de nuestro Tercer Mundo. Y que mal que toda esta alharaca se reduzca, compasivamente, a “racismo”.
Esto me recuerda algunas palabras de Jung dirigidas a su maestro Freud:
“…Con esta propensión a husmear por doquier el antisemitismo los judíos terminan suscitando el antisemitismo.” “Es demasiado fácil querer disimular la propia inferioridad tras un prejuicio político (...)”
Hace mucho, se presume, hanse superado estas vicisitudes tan poco prácticas; quizá existan sedimentos, pero son los menos. De lo que ahora se padece es de molestias estomacales, entendida la economía en su justo nivel orgánico, relegada al sistema digestivo, de la comodidad material, pues. Más que compadre, al indio se le hizo socio. Pero a la manera en que se hace socio al limpia pisos de Wal-mart en la jerga administrativa, no como accionista administrador de la riqueza.
Esta muy mal eso de andar pidiendo cobijo bajo faldas gringas. ¿O no considera usted una bajeza andar pidiendo “chiche” más allá de nuestra mancillada frontera? Aunque si de eso se trata, y en virtud de los nacionalismos superados y los igualitarismo boyantes, con unos buenos pesos –y sin demostrar lastimosamente nuestra incapacidad- bien podríamos hacernos de un gabinete con gente honrada de Suecia o Dinamarca. Aunque esto sin duda horadaría en los más supersticiosos, aquellos que hablan de soberanía y demás conceptos extintos.
Esto dicho desde la abstracción que llaman “mexicanos”. Ya desde la particularidad de quien vive en carne propia estas contrariedades, más que carencia material, la congoja se convierte en indigencia espiritual, pues nuestro emigrante se ha convertido en pura necesidad.
Y esto me recuerda otras palabras, esta vez de Kierkegaard, que bien podrían adecuarse a la tan ambicionada circunstancia estadounidense:
“Su sabiduría, en efecto, se vanagloria de disponer de lo posible y haber encerrado su inmensa elasticidad en la trampa o en la estupidez de lo probable; cree haberla captado y nuestro filisteo la pasea en la jaula de lo probable y la muestra a la ronda y se cree su dueño, sin pensar que él mismo se ha cautivado de ese modo, se ha hecho esclavo de la estupidez y el último de los parias. Y en tanto que aquel que se descarría en lo posible lleva la audacia de la desesperación, y que quien no cree más que en la necesidad, desesperado se crispa y se magulla en lo real, el filisteo, en su estupidez, triunfa.”
Pues por mucho que se les tome por racistas blancos, la gente decente en Europa, siempre habrá de considerarlos “White trash”, aunque también se hayan apoderado de sus deseos.
A todo esto, usted me ha comprometido a crear una cuenta, ya lo esperaré frente a mis disparates.
Como siempre, un gusto leerle.

Hugo Rojo dijo...

Le encargo corrija mi torpeza de duplicidad.

Reptante dijo...

Pues qué rollero me saliste muchacho, no conocía esa faceta tuya. Y bueno, tiene la culpa tanto el indio como quien generó el sistema de compadrazgos. Por otra forma es bien sabido que las cosas suceden y que abajo y por encima de las leyes, se suscitan trazas diversas en que lo políticamente correcto, toma otros matices y escalafones en el arbitrio de lo que sucede en la realidad. De este lado se cuantifican los ingresos per capita de los emigrantes, y eso, como quiera que sea,y en donde sea que se cante, cuenta. Es cierto, podemos decir que nuestro patriotismo, antipatriotismo y nuestro andar salpicando saliva, desde un púlpito aburguesado donde tan sólo hacemos crítica de lo que vemos detrás de un televisor son actividades realmente abominables... Pero la realidad se cuenta por centenas y en miradas ajenas a la nuestra. Así la vida. Y claro, estaré comentando.

Saludos.