
En el año de 1976, bajo un golpe de estado organizado por la llamada Junta de Gobierno (Ejército, Marina y Aviación militar), la viuda de Domingo Perón, presidenta de Argentina, fue derrocada y detenida, detonando con este suceso, el agudizamiento de lo conocido como "La guerra sucia", en la que más de 30 000 argentinos fueron asesinados, torturados o desaparecidos en su país, por comulgar con supuestas tendencias políticas de corte comunista. Y es aquí, dentro de este marco histórico, en donde se desarrolla la película del laureado realizador argentino, Juan José Campanella: "El secreto de sus ojos", basada en la primera novela de Eduardo Sacheri, "la pregunta de sus ojos".
Las grandes historias son en su mayoría gestadas en tiempos de revolución, tiempos de cambio, inmisericordia, miseria; momentos en que el ser humano se plantea preguntas tan sencillas y trascendentales, como el porqué de la existencia o el para qué de la libertad. También son momentos, en que ideas radicales, como la represión a favor del totalitarismo, toman las variantes más perversas para reducir a nada, la voluntad del subyugado.
Existe en el aire un ambiente de turbia calma, la húmeda y calurosa bruma que precede al huracán. Argentina, año incierto, poco antes de la apabullante represión militar en la década de los setentas. Irene M. Hastings, joven recién desempacada de sus estudios superiores penales en los Estados Unidos, es nombrada jefa de oficina en una de las comisarías de la ciudad de Buenos Aires. Benjamín Espósito, el segundo a cargo en la oficina, un hombre bolsón de humor agudo, tal vez como cualquier agente de un ministerio público mexicano, queda inmediatamente prendado de la belleza de su nueva jefa, su comportamiento de animal extraño y el secreto de sus ojos. Aunado a este primer aviso de que el cielo es un lugar posible para los simples mortales en la tierra, poco tiempo habrá de pasar para que un crimen alarmante, la violación y asesinato de una hermosa joven de clase media, arranque al comandante Espósito de su habitual marasmo, y encuentre en la chispa de amor desmedido del esposo de la victimada, el reflejo que dentro de sí hacía falta, para luchar por una sociedad, que tal vez, él ya creía perdida.
Pasión por la vida, pulsión por la muerte, un romance tatuado con fuego en la fragua del deseo prohibido; un crimen, una dictadura, un monstruo, un libro por escribirse, una memoria que no dejará de ser espina, trauma, obstinación; una secuencia alucinante dentro del estadio del Racing; una soberbia cátedra sobre hacer y dirigir cine. Personajes reales, personajes vivos, diálogos inteligentes, naturales, humanos, soberbios. Cómo pasar de la tragedia al drama, del drama a la comedia y visceversa... ¿Cómo hacerlo y lograr una película realmente entrañable? Yo realmente no lo sé, pregúntenle mejor a Juan José Campanella, un director fuera de serie.
Muchachos, sería un crimen de lesa humanidad dejar pasar esta película.