Es una mujer apenas delgada y apenas existente. Se pasea ausente de lo que le rodea, y cuando alguien le pregunta por un libro sus ojos se encienden. Si puede recomendar uno mejor y hacer crítica destructiva sobre el que le requieren y no le gusta, lo hace. Ya después si se mete en un lío bizantino, se harta, hace su trabajo y regresa a acomodar otros libros, pensando que hay gente más pendeja que uno, siempre.
Alguna vez se enteró de la existencia de Rodrigo Fresán por rebote de aquello que Roberto Bolaño, creador de los "Detectives Salvajes", recomendaba. Y no es que le gustara fanáticamente lo que el finado chileno hiciera, no. De hecho esa novela sólo le gustó por el hecho de mantener, en su línea narrativa, de pronto, una secta de pseudopoetas,en búsqueda de la precursora de un misterio sobre algo que les unía, la poesía. La onda tenebrista y ojerosa en la que terminó, más las distintas bifurcaciones del texto en decenas de narradores, terminó por darle un resquicio bastante fuerte de desazón pendenciera.
A sus diecinueve años ni las letras, que demasiado pesadas resultaron. Ni las ciencias de la comunicación, repleta de gente pasada de laxa y nada, le llenaron el morral y decidió tirarse a la aventura de salir de su casa y buscar trabajo en una biblioteca para ver qué pasaba.
Días después consiguió un empleo en la biblioteca del barrio y Fue ahí que dio con un ejemplar perdido de ese escritor argentino: Fresán. La novela en cuestión: "Jardines de Kensingthon". Jamás la terminó de leer pero algo encontró ahí que le cambió la perspectiva de las cosas. Una cita sobre los libros en el silencio de los libreros y los estantes. Sobre su inmortalidad. Sobre su finitud nunca finita. Sobre sus conversaciones. Sobre lo genial que sería ser un personaje, o una historia, así, de esas proporciones. Invencibles intocables.
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Es esta una intensión de prosa literaria para generar ficción gráfica en un guión. Ya pronto, en cuanto tenga la compu de casa funcionando, seguiré. Espero que sea muy pronto.
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2 comentarios:
Definitivamente esta menuda mujer debería ser su novia, congeniarían muy bien. Si hubiese continuado escribiendo podría yo contarle que la Roberta podría ser un personaje completamente entrañable para mi persona, así que podríamos hacer otro relatito al respecto de la mujer de las letras no?...
Es cierto Adriana, estoy seguro que yo tiraría baba a granel por una mujer así, me traería como dicen en su pueblo, arrastrando la banana o el parachute, cómo ñó. Ahora bien, pienso que la mujer sería de su agrado, pero no sé qué tanto usted de ella, ya que como poquito vimos, tiene su lado ogete como su creador, así que con cuidado,porque entre mujeres, sí que se sacan las tripas, estoy seguro que no le tendría la paciencia que a mí.
Y sí, claro que se puede, a ver qué día lejano le ensarto otra de estas historillas.
Gracias... Totales por leerme. Y bueno, parece que al fin comienza a soltarse y poner algo más de sí en los únicos comentarios que me llegan a mi blog.
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