martes, 28 de abril de 2009

El pasado es un juguete rabioso.

La mañana del lunes 27 amanecí aplicándome una llave luchística a mí mismo. Ustedes, que no son ustedes, sino una proyección del otro mío que leé (porque acá realmente no se acercan ni los fantasmas) se preguntarán cómo es esto posible: sucede que un día antes, el domingo, después de haberme despachado varias kilocalorías de carne asada con la familia, decidí ir a ver las patéticas luchas de la tripe A. Y acto seguido, auspiciado por los lances y las chidas tonterías que allí se suceden, "ultra extremismo y violencia" por parte de los "uno ocho siete", un tal Joe lider y otro cabrón con el nombre más patético que haya en este momento "Nicho el millonario", tomé la determinación de ir con mi primo Emilio, que después de la partida de mi hermana Kary, se convirtió en algo así como mi hermano, a armar la cama elástica que dejó karusa entre todos sus bienes mágicos sin testamento.

Así pues, con ayuda de otras dos primas que quisieron unirse a la sesión de ultra violencia, lo armamos con presta solidaridad. Terminada dicha tarea, como el buen Orozco que cuando come no conoce, impedí la ascención de la familia al trampolín para poder yo hacer mis primeros lances. Cuál fue mi sorpresa que al treparme al no encordado y hacer mis primeras suertes, después de un sentón y una tirada de rodillas, intenté un mortal hacia atrás, cosa que jamás me ha salido bien, y boinas, por descuido dejé ir todo mi peso sobre mi brazo mágico: el izquierdo. El resultado, una subluxación que me dejó por la noche la imposibilidad de dormir boca abajo, como siempre acostumbro.

De esta forma, después de haber ido al doc y haber recibido unas hueseadas, medicamento y la orden para sacarme unas ratios, me fui a dormir, y cinco horas y media después despierto boca abajo con el sentimiento de que si me movía me tronaría el hueso. Así pues lo primero que hice al no poder voltearme sin el peligro de joderme el brazo mágico, le grité a Mamá (como cuando niño, lo hacía con papá para pedirle que me trajera un vaso con agua escondido dentro de las cobijas para que no me tragaran mis enemigos imaginarios), para que viniera a socorrerme. Así pues ante mi tonelaje lo único que pudo hacer fue jalarme de los pies lo más que pudo, de tal forma que bajara hincado sin lastimarme el brazo sobre el cuál estaba aplicando la llave.

Después del salvamento, ante el temor de dormir, y ya dormido volver a girarme boca abajo, me puse a recordar lo sucedido antes de la levantada. Y esto fue un sueño relacionado a una chica llamada Anaid que tiempo atrás, años, diez, para ser exactos, me traía embrujado, así nada más, porque de pronto, a los catorce, cuando uno es medio inexperto, uno se deja embrujar por alguna chica con dos que tres bonitos atributos, y huevos carnal, te enganchan sin nisiquiera hablarte. Y así fue que a pesar de la distancia del momento en que eso era un momento para el presente, me dejé ir como quinceañero, y comencé a pensar en lo lindo y extraño que era pararse a las cinco y media de la mañana con la única ilusión de ver entrar en el salón de clase a la susodicha. Y siempre, bajo alguna forma, encontrar la excusa para hacerla reír, para saludarla, y no terminar con ese momento nunca.

Pero bueno, ese momento pasó hace casi diez años, y ahora esa chica es mi "amiga", que ahora vive en Bath, Inglaterra y que tres veces al año viene a visitar a su familia, y que en una de esas venidas me ayudó a hacer un corto escolar. Amiga con la que también fui a ver "el caballero de la noche". Y con la que comparto nada más que un bello momento, y digamos... el recuerdo de amar como un quinceañero.

Bien por eso.

2 comentarios:

Adriana dijo...

Un recuerdo... un buen recuerdo... soy una verdadera envidiosa, por que en verdad en estos momentos yo quisiera tener un buen recuerdo y no ponerme a llorar... un buen relato de ese mundo alterno que es su realidad... que tenga un buen día

Reptante dijo...

Siempre hay recuerdos de los cuales agarrarse, o de plano nada más distraerse cuando se le anda cayendo el teatro como a usted. Lo que debería hacer es aprovechar als lágrimas, y en verdad berrear como una mujerzuelilla violada. Verá que de pronto se cansa, y de pronto se acuerda de algo chingón. Y si no, ya cansada, y tal vez descansada, tendrá tiempo para salir y generar nuevas anécdotas que valgan la pena.

Saludos Adriana, gracias por pasar.