martes, 2 de octubre de 2007

Días de cuento bajo cero

El oso alado en el museo del prado
yace ante los ojos inmunes de una estatua,
como la esposa de un sueño congelado.

Los días detenidos y a cuentagotas
pasan como brisa mientras duerme
la siesta del tiempo, el final y la llegada.

El hombre es la manipulación expresa,
el ejemplo de la maldad
llevada a términos de la perfecta ecuación.

La mujer y la promesa,
la tácita ilusión, sistemática rudeza,
del que marca los días en la pared de su prisión.

julio 6 de 2oo6

1 comentario:

Zeuxis Vargas dijo...

me ha causado mucha gracia este cuasi soneto. Comenzó con un vaino parecido a lo impresionista y se fue convirtiendo en mi cascajo en un sonsonete de hip-hop, pura rima del poeta de la calle viejo, apúrate hermano, que se nos creció el enano.