lunes, 13 de julio de 2009
Siempre otra vez niño.
Antes de empezar este comentario, quisiera pedir disculpas al joven Paco Espinoza y a todo aquél que se pudo sentir ofendido, por mi entrada agresiva que recuerda a esa canción de Francisquita la del barrio "Me saludas a la tuya". Ahora bien quisiera remitirme a esos tiempos de la primaria en que la vida era mucho más sencilla y menos trágica que ahora. Sucede que el día sábado once de Julio, acompañado por tres amigos de esos tiempos, visité las instalaciones de seis banderas México, y pude volver a recordar, en carne viva lo divertido que era ser niño, y poder volver a ser niño, aunque sea por un día. De esas tres personas, al menos guardo una muy buena añoranza de los tiempos perdidos.
El primero, de mi amigo Victor (el chico de la máscara azul con barbitas (Volador jr), siempre de estatura pequeña, y siempre de tan buen corazón como para defender a sus amigos. Este muchacho fue como el hermano hombre que nunca tuve, pasó al menos dos años de su vida, practicamente, viviendo en mi casa, hasta que el final de la primaria puso una pausa prolongada en nuestra amistad.
El segundo, Carlos Abraham Serrano (el muchacho de prominentes entradas y camiseta de las chivas), era un chico más bien introspectivo que guardaba su magia para aquellos que fueran como él, geniales locos en su interior, y parco para aquellos que no ofrecieran virtudes humanas. De él guardo geniales mañanas compartidas, en las que las clases de Ciencias Sociales, se convertían, en lo que nos dio por llamar Ciencias Payasadas. Lo que hacíamos era sentarnos juntos en esa materia, y transformar los aburridos dictados sobre las culturas del mundo en algo menos que payasadas. Un ejemplo, si la maestra decía que la Muralla China, fue mandada a hacer por un emperador para evitar las arremetidas de pueblos bárbaros y enemigos al interior, nosotros decidíamos que la historia debería ser más divertida y que la muralla China fue construída con bloques de LEGO porque el emperador nada más no le gustaba jugar GO, y además, sufría de serios problemas de xenofobia.
El tercero, Benjamín Mejía (el chico con la máscara del super muñeco), niño de grandes virtudes humanas, siempre amigo y siempre dispuesto a ofrecer lo que no tenía, comparte un recuerdo que me persigue hasta estos días. Sucede que en un bailable para el día de las madres, en nuestro quinto año de primaria, la niña que más me gustó, la niña por la que yo asistía a la escuela, a la mera hora, tras banbalinas, antes de salir a escena me pidió que bailara con ella, valiéndole madres que tenía de pareja al amigo Benjamin. Y la verdad ya no recuerdo si desistí a la utópica petición de aquella mujercita porque Benja era mi amigo, o porque nada más no se me daba lo anarquista en esos tiempos. Así bien, con él comparto esa sensación de: ¿Y si yo hubiera?
¿Quién dice que no se puede viajar en el tiempo?... Mientras haya vida, y exista la posibilidad de revivir a aquellos muertos de nuestro pasado que viven, o que mueren día a dia bajo el tamiz de la indiferencia, hay que mirar atrás, para entender que voltear no significa retroceder. Recordar es vivir, y también morir, yo por eso no me olvido de ser niño, yo por eso, siempre que puedo, intento no ser partícipe del funeral que muchos dan a ese niño que alguna vez fueron.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
¡¡¡Genial!!! Y pues sí, es muy cierto; no podemos aniquilar al niño que llevamos por dentro. Sino sólo seríamos un saco de huesos y estrés. ¿Dónde estaría lo divertido en el "arte" de vivir?
¡Qué buenos recuerdos! Jeje, yo lamento no poder compartir con vos, el hecho de crear nuevas historias. Realmente me encantaba la historia tal y como era, jajaja.. Pero, me hubiese encantado. Ahora que lo pintas así, suena interesante.
La niñez es la primera etapa, ¿no? la que nos marca, la que nos hace ser lo que hoy somos. No podemos dejarla en el baúl de los recuerdos así como así. Y bueno, me encantó eso de que recordar no es retroceder (no sé bien si son las mismas palabras, pues tengo memoria de pez), muchas veces me aterra mirar atrás, porque presiento que me convertiré en quien era. Es un gran aprendizaje el que me has dejado hoy.
Creo que escribiré a mis amigos ;)
Gracias hermanito, y perdona la tardanza porfiiiiiisss porrfiiiisssss, ya sabes que te adoro :D excelente blog.
Ya ves caro, siempre cualquier cosa es un buen pretexto para escribir, sólo falta echar la vista atrás, o adelante, o a un costado para sacar eso que dentro nuestro vive para explotar como un coche bomba, qué se yo.
Y bueno, del pasado, sólo lo bueno, aprenda a convertir todo, a transformar, y eso hará de su presente, creo yo, una experiencia más disfrutable.
Un abrazo Caro.
Completamente de acuerdo, la verdad, yo tampoco sepulto a mi mocosa interna. Y ahora, con doña kches, menos, ora si que le brinco en los charcos con ella.
A veces se ocupa eso de andar chikilleando.
Publicar un comentario