jueves, 12 de enero de 2012

Me negarás tres veces

Me alejo de la pluma y tal vez sea por respeto
de no dar a este silencio una corona de papel mojado.
Me acerco a escondidas, sin que escuchen las musas
que no están, que se marcharon...
que me he puesto a fraguar artificios,
sin permiso, sin razón, o fuego del corazón convocado.

Si ellas que saben interpretar
mi quehacer entre sombras y húmeda pólvora.
Si ellas que son una con mi temor, con mi pudor
y mis pecados. Si ellas que miran con recelo y saben
que apostar a mí es como apostar a las carreras
a la osamenta de un caballo...
Si ellas que saben que no estoy, pero que...
permanezco como las noches necias
cuando soy negado.

5 comentarios:

Zeuxis Vargas dijo...

ta gueno mi cuate

Zeuxis Vargas dijo...

Lo más raro de este magnífico poema es en síntesis su título y su final, se conserva cierta polifonía que parte desde un sujeto propio hacia la total inclasificación del ser. las metáforas y las sustituciones reflexivas que desplazan el pensamiento hacia comparaciones emocionales sobre el llanto, el dolor y la tragedia de la escritura promulgan ese pavoroso destino con que carga el poeta. En lógica se dice que la doble negación es una afirmación, lo hizo Pedro antes del cantar de los gallos, lo hace el poeta al negar su escritura misma escribiendo. te felicito gran aporía

David V. Reptante dijo...

Aporía misma que suspende su pluma para negar por doble parte el decir de un "ta güeno mi cuate", a una elaboración artificiosa con más sustancia en segundo término. Y es cierta la rareza que pone sus fundamentos en este humilde y de pronto extraño intento poético, que brinca del cuestionamiento, el asilamiento de las emociones, para de pronto dar al traste con la negación extendida entre líneas a lo largo del, otra vez, intento poético. Muchas gracias por esta visita, revisita, de calidad. Un abrazo loco amigo.

Megara dijo...

Para revivir los tiempos, que siguen siendo buenos y dorados, vengo a tu blog convocada por este poema.

Debo decir que el título luce maldito, todos sabemos que si no los fantasmas, algo despierta cuando haces algo tres veces, en el peor de los casos Beetle juice, o una mona endiablada del espejo.

Me alegra mucho verte escribiendo de nuevo, te noto algo cambiado, este poema me ha parecido estupendamente corto, y parece que en él nos retratas tus ausencias, que duelen, pero siempre son necesarias en este quehacer, en este camino siempre inermitente por el que andamos.

Es verdad que podemos deshacernos de la pluma y el papel, pero quién ha de incendiar las paredes oscuras de nuestros adentros en las cuáles se han escrito todos los versos, y esas no necesitan más que un recuerdo, un pulso, un latido.

Es difícil no amar el silencio, decidirse a escribir cuando se ha encontrado en él un descanso para la memoria, cuando por un momento, ya hemos agotado por varias vidas, lo que habíamos de decir.

Nuestras musas, cada detalle y momento que queda encerrado tras el papel y nuestro puño, son ahora fantasmas que nos han de acompañar por siempre, para bien o para mal, y creo que ni siquiera el fuego podría llevárselas. Así que debemos aprender a convivir con ellas, a saludarlas a veces, a seguirles escribiendo de cuando en cuando, porque lo necesitan también.

Hay amores que siempre nacieron para negarse, hay personas que solo lo reconocen en la muerte.

Tal vez no entendí bien el poema, así que esa última afirmación está a su juicio correcta o equivocada.

Finalmente, me da mucho gusto leerlo, y seguir siendo su amiga, un gran abrazo, cuídese y coma mucho mugrero por mi, diviértase mucho, vaya a conciertos y grite.

DaviT Reptante dijo...

Es curioso el caso que nos atañe, porque dentro de lo que interpretas hay demasiado de cierto, y demasiado de interpretación. De la misma forma en que surgió este ejercicio al escribir. Es comenzar en silencio, con cierto respeto, tratando de encontrar la voz, para hallarla después de todo. O para perderla y que no quede pista alguna de ella. Las musas son variables y en sí a veces son un cúmulo de todas las represiones que deambulan como fantasmas en nuestros inconscientes. Ellas que me hacen escribir, ellas que me callan. Ellas sin nombre, ellas otras con nombre- No lo sabemos de cierto, pero lo suponemos y a regañadientes las traemos a la palestra para conjugar signos equivocados y signos con valores de verdad incierta para abrir y sanar viejas heridas. Para reinterpretar libretos jamás conjugados. Para mezclar un poco de todo y dejar que la mente oculta hable. Mil gracias por tus bellas aportaciones Meg. Te quiero mucho amiga. Y bueno, a comer cochinadas. JAJAJAJA.