Aquí estoy antes de que te hieran. 
Aquí estoy que llegué cuando sólo habían tinieblas 
y que permaneceré hasta que vuelvan. 
Aquí estoy con la furia de los árboles que se llevaron.
Aquí estoy y no me pesan las sonrisas falsas, ni la mierda,
ni el dolor de las estaciones que se están brindando a manos llenas,
a esos desapercibidos de la vida, a esos oportunistas que fueron 
convidados a las grandes y finitas gracias de la vendimia.
Aquí estoy y si mi mano 
y si mis huesos 
y si mi carne 
te sirven de algo, 
puedes quedarte conmigo, 
sabes que sobra decirlo
que puedes meter tu mano 
por el hueco de la jaula que aprisiona
y resguarda a mi corazón que es adrenalina
y que está sedado 
y que conoce la condición
del fuego congelado 
y de las alas que se quiebran
para nunca reunirse otra vez, 
en pedazos.
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